Sé que corro el riesgo de parecer uno de esos gurús que sueltan frases de autoayuda que quedan tan bien junto a una bonita foto en los muros de Facebook. “La vida es lo que tú quieres que sea”. “No pierdas el tiempo lamentando el pasado y disfruta del presente”. “Cuando una puerta se cierra, otra se abre”. “La vida es como un huerto, que nos regala frutos en función de las semillas que hayamos plantado”.
Vale, la última es cosecha propia, pero las hay muy parecidas. Os invito a que dejéis en los comentarios otras que hayáis leído o que se os hayan ocurrido. Luego podemos elegir las mejores… Bueno, que me enrollo. Lo que os quería decir es que no sé si esos gurús tienen o no razón. Yo nunca he leído libros de autoayuda, y mirad que he tenido motivos para hacerlo… La verdad es que posiblemente este blog haya cumplido esa función.
Que mi propia experiencia pueda ser ejemplo para otras personas que lo están pasando mal me motiva a seguir escribiendo, a explicaros que, por difícil que resulte de creer, sí hay salida. Siempre la hay.
Yo lo he pasado muy mal. Me llegué a sentir anulada como persona, pero eso forma parte del pasado. No hay que olvidarlo para no perder el norte, pero ya está. No podemos refugiarnos en la desgracia ni tomarla como excusa para no actuar.
Os tengo que decir, y no sabéis cuánto me alegro de hacerlo, que me gusta mi vida. He descubierto una Lorena que nunca habría imaginado que existiera, pero no ha surgido como por arte de magia. He sido yo misma, gracias también a todo lo que arrastro, quien la ha moldeado. Soy una persona diferente. Nuestras experiencias necesariamente nos marcan, y en mi caso debo deciros que lo han hecho para mejorar. Ahora soy una mujer orgullosa de serlo; orgullosa de mis virtudes y mis defectos; con la capacidad para elegir qué quiero hacer y con quién quiero hacerlo. Os lo decía el otro día: yo dirijo mi vida y soy la responsable de todas las decisiones que me afectan.