Hola. Soy Ana. Es la primera vez que escribo aquí y me da un poco de corte, pero Lorena ha insistido tanto que no he podido escaquearme. Dice que es muy importante que esta entrada la escriba yo, porque voy a ser la anfitriona y tengo que vender las bondades de Babia.
Total, que he acabado aceptando casi por agotamiento. No sabéis lo pesada que puede llegar a ponerse esta mujer. No sé de dónde saca tanta energía… ¿Qué…? ¿Que qué digo de pesada? Nada, nada, que eres un cielo…
En fin, yo a lo mío. Si habéis leído Con la vida a cuestas sabéis que paso el verano en La Cueta, con mi tío y mi abuela. La primera vez que vine, con mis padres, no podía creer lo que veía. Me enamoré al instante del paisaje, y desde aquel día deseaba que llegaran las vacaciones para volver.
También sabéis que en realidad soy rusa, aunque apenas me quedan recuerdos de mi niñez. Mi vida empezó a los siete años, el día en que mis padres me rescataron del orfanato de Moscú. Hasta aquel momento no recuerdo haber sonreído; y tampoco lo hice durante los primeros meses en Madrid. Creo que, en realidad, no abrí los ojos y el resto de los sentidos a la vida hasta el verano siguiente, cuando bajé del coche para conocer a mi tío y mi abuela.
Si os apetece, podéis conocer más sobre mi historia en la voz de María, lectora y amiga de Benjamín, el autor de la novela.
Pero la verdad es que no pretendía hablaros de mí, sino, sobre todo, de este pueblecito de la montaña leonesa donde soy tan feliz. Creo que Benjamín también se enamoró de Babia cuando vino hace ocho años. Por eso decidió ubicar buena parte de la acción de Con la vida a cuestas aquí, en La Cueta, en la casa de mi abuela, y por eso ha decidido volver ahora, este mes de agosto.
Creo que él os hablará con más detalle del tema… Ay, Lorena, no insistas tanto, deja que lo explique él, ¿no?… Está bien, ya lo digo yo, pero cuando Benjamín te eche la bronca a mí me dejas en paz… Bueno, pues resulta que además de para disfrutar del paisaje, la comida, la amabilidad de la gente, la naturaleza, las excursiones y los montones de cosas que se pueden hacer en Babia, Benjamín va a tener la oportunidad de presentar su segunda novela aquí, en el marco de una jornada literaria. No digo más, ya os lo contará él cuando se le baje la euforia.
¿Te parece suficiente? ¿Que le ponga más entusiasmo dices? Vamos a ver, si sólo vas a criticar ya podrías haberlo escrito tú… Sí, sí, ahora hazme la pelota con lo de “niña preciosa”. Pues que sepas que no me gusta nada que me llamen niña, que tengo ya casi veintidós años y sé apañarme muy bien solita.
Ay, no puedo con ella. Lo dejo aquí. Encantada de conoceros. Ya volveré otro día para contaros cosas de Babia. Tenéis que venir.