La lucha contra el olvido

Con la vida a cuestas

‘Con la vida a cuestas’ en el Parque Natural de Somiedo, uno de los escenarios de la novela.

“La historia de Alberto, Rosa y María es la que más me ha gustado. Muy buen libro que voy a recomendar seguro. Te hace ver la realidad de lo que es la vida, que cada uno tiene su historia y sus problemas y que quejándose no se soluciona nada, y quedándote con el problema tampoco. La verdad que muy bien expresadas todas, la pura realidad de las personas”.

Es la opinión de Jennifer, una lectora de Con la vida a cuestas satisfecha. Os podéis imaginar que a Benjamín le gusta recibir comentarios como este. A mí me gustarían más si se refirieran a mi historia, que es bien interesante, aunque el autor no le diera todo el protagonismo que hubiera merecido. Me consta que varios lectores echaron de menos más presencia de esa luchadora que es Lorena, o sea, yo.

Hacía mucho que no aparecía por aquí; demasiado. Tenéis que comprender que, por muy independiente que aparente ser, al fin y al cabo soy un personaje literario. Mi autonomía está tristemente muy limitada. Si a mi creador no le da por darme bola, yo poco más puedo hacer que dar la tabarra desde el rinconcito que ocupo en su cerebro.

Es complicado mantener una presencia significativa en la mente de un escritor. Mi época de gloria acabó en el momento en que se puso a pensar en su siguiente obra, y ahora me tengo que conformar con robarle unos minutos muy de vez en cuando para revivir el espejismo de sentirme importante.

Mientras escribo estas líneas debo pelear por mantenerme a flote, por no verme arrastrada de nuevo a mi rinconcito insignificante. Hay tantos personajes que reclaman atención… Los de las historias ya escritas y los que acaban de llegar. Son como extranjeros que aterrizan en un país del que apenas conocen lo básico. Acaban de bajar del avión y tratan de hacerse con la nueva situación. Los veteranos los miramos por encima del hombro, pero en realidad no estamos más que autoengañándonos, porque muy pronto se convertirán en los verdaderos y únicos protagonistas.

De todas formas, no debería quejarme. Al fin y al cabo mi historia tiene principio y final. Soy la coprotagonista de una novela preciosa (qué voy a decir yo) en la que, aunque (insisto) debería tener más presencia, aparecen otros muchos personajes en los que el autor ya apenas repara. Pobres. No es justo, porque todos ellos cumplieron con su papel con irreprochable profesionalidad.

Sin embargo, hay personajes de los que aún me compadezco más. Me los encuentro en mis paseos a través de las conexiones neuronales totalmente perdidos, desconcertados, incapaces de encontrar explicación al abandono al que han sido condenados.

Se trata de los personajes de una historia inconclusa. Yo les doy palmaditas en el hombro y les digo que no se preocupen, que ya verán cómo cuando menos se lo esperen, recuperarán el protagonismo perdido. Debe ser muy duro pasar del “estrellato” al abandono. Menos mal que no es mi caso. Con lo que sufrí yo el abandono (no el literario) y lo que me costó recuperar la confianza en mí misma…

Alberto, Rosa y María… En verdad, es normal que su historia guste. Tiene los ingredientes necesarios para enganchar. Yo me identifico con ambas mujeres. María me recuerda a mí misma cuando andaba tan perdida, cuando el mundo me parecía un escenario tan inmenso que me veía incapaz de subirme a él. Ninguna madre debería pasar por una experiencia tan terrible… Y Rosa… Rosa es un torbellino, es el espejo en el que deberían mirarse todas las mujeres. Me gustaría creer que he alcanzado un grado de autoconfianza como el de ella, ese punto de seguridad en una misma que te permite superar cualquier adversidad.

Yo hablo mucho de ello, digo mucho eso de que “lo más importante es quererse a una misma”, pero no es tan fácil. Sobre todo cuando la vida se empeña en golpearte con saña, en cruzar en tu camino pruebas casi insuperables y auténticos cafres que por el bien de la humanidad nunca deberían haber existido.

Bueno, ya he cubierto mi espacio por hoy. Espero lograr hacerme hueco mucho antes que desde la última vez. Prometo hacerme muy pesada para ocupar los pensamientos de Benjamín.

Mientras tanto, lo que podéis hacer es leer Con la vida a cuestas. Os gustará.

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6 comentarios en “La lucha contra el olvido

  1. Reblogueó esto en la recachay comentado:
    Lorena regresa tras varios meses de silencio (vale, lo reconozco, la culpa es mía) con una interesante reflexión sobre la vida «detrás de las cámaras» de los personajes literarios.
    La verdad es que a medida que uno escribe y va creando nuevas historias es complicado mantener a flote a los personajes de obras anteriores… Pero, desde luego, Lorena merece que de vez en cuando le dedique un rato. Os dejo con ella.

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  2. Bueno, creo que Lorena se merece también que sea recordada. Sobretodo porque gracias a ella, a su blog, Alberto pudo reflexionar sobre sus historias y crear él mismo su propio espacio donde poder expresar cada experiencia que iba viviendo y dejar en el pasado a María. He de reconocer que el personaje de Lorena es muy fácil de encontrar a día de hoy aunque no nos esforcemos en encontrar ni en entender su estilo de vida. Soy madre joven soltera y como ella sé perfectamente lo que es tener tres trabajos y sobrevivir con el día a día, por lo que en algo me siento identificada con ella. La verdad es que el libro expresa perfectamente la realidad del día a día como dije cuando acabé de leerlo. Espero y creo 100% en que Lorena seguirá en la mente no sólo de Benjamín sino de personas que como ella, hayan tenido o tengan vidas similares.

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    • Soy un desastre. Me acabo de dar cuenta de que tenía dos comentarios en el último post que escribí… Muchas gracias por tus palabras. He tenido que hacerme muy pesada para que Benjamín se acordara de mí y decidiera abrirme la puerta para escribir de nuevo por aquí, y entonces he visto tu valiosa aportación.
      Tienes mi admiración y todo mi apoyo para seguir adelante en la lucha diaria. Estoy segura de que te irá muy bien.😉
      Un abrazo.

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  3. Pingback: El limbo de los libros olvidados no es un concepto romántico | Un paseo por la vida

Una parada en el camino para leerte...

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