Hay salida

Lirios

“Que mi propia experiencia pueda ser ejemplo para otras personas que lo están pasando mal me motiva a seguir escribiendo, a explicaros que, por difícil que resulte de creer, sí hay salida. Siempre la hay”.

El texto no es mío. Lo escribió Lorena hace unos días. La foto de Louise que pone cara a sus palabras, siempre motivadoras, es toda una declaración de intenciones, aunque me atrevo a decir que ella jamás saltaría desde un acantilado. Seguramente ese era el mejor final posible para la peli (siento chafárselo a quien no la haya visto), pero, como dice ella, “siempre hay salida”.

Estaréis de acuerdo conmigo en que es una persona ejemplar. He aprendido de sus textos, y sus comentarios me han ayudado a superar momentos de duda, que los he tenido (muchos) en los últimos meses.

“Hay salida”, dice Lorena. Cuando escribí el primer post, justo antes de iniciar este viaje en busca de la mía, habría leído algo así con una mueca de escepticismo. Pero ahora le tengo que dar la razón.

El pasado no se olvida, viaja en una mochila que puede ser muy pesada y destrozarnos la espalda, pero la vida avanza y quién sabe en qué esquina podemos encontrar a quien nos ayude a cargarla. Yo he encontrado a ese alguien. Jamás imaginé que algo así fuera posible, que volvieran a sorprenderme y a motivarme como lo hace ella.

Enamorarse cuando uno no sabe nada de la vida más que lo que le transmiten los sentidos es fácil, pero cuando la vida te ha destrozado sin piedad lo normal es darse por vencido y pensar que el corazón no se regenera.

Es otra clase de amor, eso sí, quizás del que no esperas más que vivirlo al día. No sé si mi corazón se recuperaría de un nuevo golpe, pero ahora no pienso en ello. Lo que tengo es un regalo inesperado que me ha enseñado a descubrir que hay vida después de la no vida.

Hay salida. La verdad, no sé si siempre. Puede que haya para quien la salida sea el darse por vencido. No seré yo quien lo critique. Al contrario, lo comprendo porque yo mismo he avistado esa salida en mi viaje a alguna parte.

Que iba a alguna parte lo supe no hace mucho. Al inicio del camino sólo sabía que viajaba. Ni mucho menos estaba descartado el salto desde el acantilado…

Gracias, Lorena, por ofrecerme la mano para mantenerme en pie y ayudarme a trazar mi camino.

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Dudas

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Tengo la impresión de estar inmerso en un sueño. No en el sentido romántico de la palabra, no porque sea una situación idílica, sino porque no me parece que lo que estoy viviendo sea real. Es como si mi vida de verdad hubiera hecho un paréntesis para permitirme experimentar una especie de juego.

Si me veo desde fuera no acabo de creerme que este tipo que ha dejado de pensar continuamente en su drama personal para preocuparse por otros dramas personales sea yo. Temo que en algún momento la burbuja explotará y volveré a sumirme en el pozo de la nostalgia.

Estos últimos días he conocido a varias personas con historias realmente trágicas, tanto o más que la mía. Algunas son ejemplo admirable de superación, de adaptación a la realidad, lo que demuestra que las personas ansiamos, ante todo, vivir, por muy duro que haya sido el camino.

Otras buscan, como yo, un nuevo comienzo, y lo que más me sorprende es que he llegado a compadecerme de alguna de esas historias. De hecho, ahora mismo formo parte de una de esas vidas destrozadas desde antes de empezar a vivirla. Me ha pedido ayuda, que le acompañe en este nuevo inicio, y aquí estoy, viviendo una vida que no es la mía y que, pensándolo fríamente, no sé si quiero vivir.

Una pausa en este viaje que espero que no sea a ninguna parte.